Este vino dulce es Monastrell en su máxima expresión, con gran concentración, persistencia y equilibrio.
Dejamos que las viñas más viejas de nuestra finca retengan su fruta hasta bien entrado el otoño. Las uvas sobremaduras llegan a alcanzar increíbles niveles de concentración. Cuando climatológicamente todo funciona a la perfección, 5 o 6 años cada década, podemos elaborar nuestro vino dulce.
De un profundo color rojo-guinda picota, con tonos carmín y granate. Complejo en nariz, los aromas a higos, dátiles y fruta madura se perciben con intensidad y frescura. En boca es potente y goloso, con notas repetitivas de frutas negras, enmarcado por una acidez equilibrada. Final largo y persistente.
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