Un vino que expresa la tradición alentejana y el terruño de las Tierras de Barro. La uva procede de una parcela única. Racimos enteros fermentan en depósitos de hormigón a temperatura controlada, con suaves removidos. Una vez terminada la fermentación alcohólica, el vino pasa a pequeños fudres de 500 litros, donde realiza la fermentación maloláctica de manera espontánea. Posteriormente, el se cría en fudres de roble francés y americano de 500 l y 5.000 l durante 18 meses. Tiene una crianza adicional en botella durante 12 meses antes de salir al mercado.
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