La elaboración del vino Aszú (vino de lágrima) es un proceso minucioso, que requiere mucha paciencia y amplios conocimientos. Solamente es posible en buenas añadas, cuando la naturaleza asegura lluvias a finales del verano y un período soleado y ventoso entrado el otoño, condiciones indispensables para el proceso de formación de granos nobles. Las bayas hinchadas por la humedad se agrietan, en su piel se establece la “Botrytis cinérea”, y se desencadena la podredumbre noble.
Para su elaboración se siguen aplicando las mismas fórmulas desde hace cientos de años:
Al mosto que cabe en una barrica “de Gönc”, es decir a 136 litros, añadimos 5 cuévanos de 23 kg (en húngaro: “puttony”) de granos nobles Aszú. Maceramos las bayas nobles Aszú con el mosto, luego esperamos un día o dos para que los granos se hinchen y se pasen al prensado.
La fermentación de los mostos de Aszú es un proceso lento que a veces puede durar hasta dos meses. Los metemos en barrica de madera y los dejamos en un lagar protegido, esperando que la fermentación finalice por sí sola. Entonces le añadimos un poco de Eszencia, que hemos recogido gota a gota de las bayas aszú. Con ello, simbólicamente le devolvemos su alma, corporeizada en la Eszencia .
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